
Creatividad: Una palabra temida, pero que todos usamos a diario. Es una de esas palabras que, para muchos, es casi un tabú. No siempre tenemos clara su definición, pero es fácil que nos autodefinamos como personas creativas o no creativas.
Antes de definir qué es la creatividad, pensá durante 10 segundos en quiénes son las personas más creativas del mundo. Con dos o tres nombres alcanza.
¿Ya lo pensaste? Perfecto. Ahora pensá qué hicieron estas personas para que las consideres creativas. No te pido que lo anotes, porque sé que no lo vas a hacer.
Volvamos a la definición.El significado etimológico de la creatividad sería "crear de la nada", algo que sería imposible, ya que siempre partimos de algo ya existente. Para "crear" el idioma, por ejemplo, se partió de gestos y sonidos. Para crear un automóvil, se usaron conceptos como ruedas, motores, asientos y otras ideas ya conocidas.
Cuando éramos chicos, y teníamos miedo a un monstruo inventado en nuestra mente, siempre partíamos de cosas existentes como ojos, pelos, colas, cuernos, dientes, garras, formas, sonidos, olores y colores. No creábamos algo que jamás existió ni que nunca conocimos.
Por eso me gusta definir la creatividad de otra manera, que además facilita entender cómo este concepto puede ayudarnos a escribir nuestro monólogo.
Creatividad es nuestra capacidad de unir elementos conocidos para formar algo nuevo y desconocido hasta ese momento. Es la capacidad de romper con lo lineal y lo obvio, y encontrar nuevos caminos.
Las principales características para desarrollar la creatividad son el conocimiento y la flexibilidad:
Conocimiento: Sólo podemos crear a partir de lo que conocemos. Como mencioné antes, no podemos crear de la nada, sino que debemos utilizar lo aprendido anteriormente en nuestras vidas o instruirnos específicamente para lo que queramos crear.
Flexibilidad: Necesitamos la capacidad de ver las cosas desde diferentes ángulos, de cuestionar lo que consideramos "verdad". Para poder cambiar algo, primero tenemos que cuestionarlo. Hay que animarse a preguntarse "¿por qué?", "¿para qué?" y "¿cómo?", en lugar de quedarnos con el "si siempre fue así, es por algo".
En general, estos conceptos están alineados, ya que tendemos a permitirnos más flexibilidad en los temas donde tenemos más conocimiento.
Todos somos creativos. A menudo, estamos imaginando alternativas y nuevas formas de hacer las cosas de una manera distinta.
Volvamos a las personas creativas que pensaste antes. ¿Por qué las consideraste creativas? Probablemente, cumplan con la definición que acabamos de ver. Pero, ¿acaso no cumple con esta definición también la abuela que sigue probando nuevas recetas para mejorar sus tortas? ¿O el que busca alternativas para que su sueldo rinda mejor a fin de mes? ¿O el que intenta encontrar nuevos caminos para llegar más rápido al trabajo?
Y aún más, si la creatividad es unir elementos existentes para armar uno nuevo, ¿qué pasaría si armo un skate con ruedas cuadradas? Aunque el objeto sea inútil, sigue siendo creativo, ya que se está aplicando el concepto de "Creatividad Aplicada".
La Creatividad Aplicada es cuando utilizamos nuestras capacidades creativas para resolver una necesidad concreta. Es decir, estamos utilizando nuestros conocimientos para encontrar nuevas y mejores formas de solucionar algo.
Para implementar la Creatividad Aplicada, debemos agregar estos atributos a las características de un creativo:
Humildad: Debemos conocer nuestras limitaciones y estar dispuestos a pedir ayuda si es necesario. Es probable que otra persona tenga una mejor solución, ya sea por conocimientos que no teníamos o por la flexibilidad de ver las cosas desde un ángulo que nosotros no vimos.
Anulación de la censura: ¿Nunca te pasó que alguien te presenta una idea que tenías hace años y no la compartiste porque pensabas que era mala? No hay que censurar las ideas de otros ni autocensurarse. A veces pensamos que nuestra propia idea no es buena y la descartamos, solo para descubrir que era la más aplicable.
Tolerancia al fracaso: Las preguntas "¿por qué a mí?", "¿quién me mandó a hacer esto?" o "¿y ahora qué hago?" son típicas cuando nuestra tolerancia al fracaso está llegando a su límite.Sería ideal que la primera idea que nos surja sea la mejor, pero eso rara vez ocurre. Hay que trabajar y pensar creativamente, sabiendo que a veces vamos a "fracasar" y que ese fracaso es solo una etapa de aprendizaje.